miércoles, 15 de julio de 2009

Supera La Infedelidad

Cuando una pareja enfrenta una situación de infidelidad, enfrenta nada más y nada menos que una crisis que puede tener los más inesperados resultados. Si bien superar este trance suele ser bastante difícil, no por eso es imposible y su resolución, en cualquier sentido, dependerá de múltiples factores.Indispensable para sobreponerse a las sensaciones más viscerales que puede generar una infidelidad es la comunicación. La búsqueda permanente de no caer atrapado por la rutina y las costumbres que son los principales desencadenantes de una ruptura, es, en estos casos, el más adecuado camino para prevenir un desenlace de esta naturaleza.
Al iniciar una pareja, muchos son los valores que se ponen en juego, muchas las expectativas, confianza y compromiso. Sin embargo, el tiempo suele ir desgastando esos conceptos y la apatía o el desencanto pueden invadir la vida de quienes han prometido sostenerse mutuamente. Pero la consideración hacia el otro como ser independiente y autónomo, conocerlo en sus gustos, preferencias, deseos y sentimientos, puede convertirse en la mejor arma para no tener que atravesar por una infidelidad.
La infidelidad no es un motivo en sí mismo para romper una relación, sino que desenmascara y pone al descubierto cientos de fallas y grietas por donde escaparon aquellos sentimientos que dieron origen a un proyecto en común. Evitar estas “perdidas” conlleva esfuerzo, dedicación, empeño, respeto y tiempo de atención a lo bueno que hay que potenciar y a lo malo que debe ser resuelto para que el proyecto funcione.Sin embargo, una vez ocurrida la infidelidad por parte de cualquiera de los miembros de la pareja, surge la pregunta: ¿Qué hacer ahora?. Muchas opciones no existen: o siguen juntos tratando de sobreponerse al mal rato, renovando esfuerzos y compromisos, o bien, separan sus caminos, al menos, durante un tiempo. Si la decisión es continuar, este es el trabajo más arduo que ha de enfrentarse y lo adecuado será seguir sin reproches ni venganzas, asumiendo que si la pareja desea regresar es porque ha recapacitado y vuelto a priorizar valores que tal vez creía perdidos.
Si en cambio, uno de los dos (o ambos) deciden separarse, tal decisión implica aceptar los duros momentos que vendrán hasta lograr una total adaptación de sus vidas sin el otro, porque si bien es cierto, que esa persona ha sido responsable del desagradable momento vivido, de la mentira o el engaño, también lo ha sido de buenos momentos compartidos, de sueños en común y esfuerzos compartidos, especialmente cuando hay hijos frutos de esa unión.
Hablar lo sucedido, desde la madurez de una relación adulta, será lo más sano para ambos. Nadie puede saber qué sienten, sueñan o temen, sino los propios miembros de la pareja. En estos casos, “los de afuera” poco tienen para decir o recomendar en ningún caso, y sólo quienes han transitado un camino en común sabrán si desean continuar caminando juntos o ha llegado el momento de terminar una relación que, si bien fue pensada para siempre, nadie podrá jamás garantizarlo.
FUENTE PRESUMIDA.COM.DO

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