sábado, 1 de agosto de 2009


Lucen muy femeninos y sensuales, sin embargo pocas veces se repara en los daños que le causan estos, no sólo a los pies sino, al cuerpo entero. Cuando se utilizan tacones se sacrifica la comodidad por el aspecto y los daños pueden ser irreversibles.

En un día normal caminando el peso que se ejerce sobre los pies equivale a cientos de toneladas. Esto los convierte en la parte del cuerpo más susceptible a daños.

Zapatos con tacón de más dos pulgadas de alto podrían conllevar problemas en los pies.

Podiatras creen que los tacones altos son médicamente poco seguros.

A su uso se les atribuye problemas de postura, e incluso de seguridad.

Al caminar en tacones el cuerpo está forzado a distribuir el peso del cuerpo entre los dedos y el antepié. La inclinación del pie obliga a tensar los músculos de la espalda para poder caminar derecha, lo que afecta el balance natural de la columna vertebral y puede causar lesiones en las rodillas y dolor de espalda.

Usar zapatos estrechos en la parte delantera puede causar callos, irritación, lesiones en los tendones, entre otras molestias.

Calzar tacones por largos períodos de tiempo podría llevar a desarrollar padecimientos como artritis, problemas en las terminaciones nerviosas de los dedos, deformaciones e incluso, dañarse la estructura ósea del pie.

El uso de los tacones altos también incremente las posibilidades de que se sufran lesiones en el tendón de Aquiles.

En comparación con los hombres, las mujeres padecen cuatro veces más de problemas en los pies y la raíz de estos problemas son los tacones.

Generalmente los pies quedan en el último lugar entre las prioridades de salud.

Investigaciones revelan que la mayoría de las personas espera tener un dolor debilitante para ir en busca de ayuda profesional mientras que un 35 por ciento no hace nada y aguanta el dolor de los pies.

Modificar el estilo de vida y tomar en consideración ciertas medidas pueden prevenir futuros daños a los pies.

Los tacones deberían tener suficiente espacio para los dedos, los talones reforzados y amplios, además de plantillas acojinadas.

El uso de los tacones debería reducirse al menos tiempo posible.

Para compensar los daños de los tacones altos es bueno variar la altura del tacón.

La altura más apropiada para el tacón de una mujer podría ser uno de no más de tres cuartos de pulgada.

Un estudio demuestra que la mayoría de las mujeres utilizan zapatos hasta dos tallas más pequeñas de la que les corresponde.

Trata de medirte los zapatos al final del día cuando los pies están más hinchados. Así te asegurarás de que te queden cómodos siempre.

Debes sentir los tacones cómodos desde el momento en que te lo mides. No compres un zapato que te queda apretado pensando que con el tiempo se estirará.

Se debe tomar en consideración que unos tacones cerrados proveen más apoyo que las sandalias.
Si los tacones comienzan a darte algún dolor no dejes de usarlos repentinamente. Ve disminuyendo la altura paulatinamente porque los músculos del pie se acostumbran a cierta presión y al ángulo y puedes causarles daños.

Si estás embarazada modifica la altura de los tacones. Utiliza unos no muy altos y tampoco zapatos completamente planos. Lo ideal es un zapato con tacón ancho y bajo, ya que éste ayuda a mejorar el soporte y favorece la circulación sanguínea.

Si el zapato te está torturando es difícil que no se te refleje en el rostro, así que opta por comprar zapatos de buena calidad y que te queden bien.

Evita tener los pies en la misma posición por mucho tiempo. Opta por llevar contigo unas zapatillas, por si las necesitas.

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